Ahora es el turno de cuidar a los que nos han cuidado

A día de hoy, 16 de junio de 2020 la situación del coronavirus (COVID-19) en España refleja que la pandemia va remitiendo en nuestro país tras registrar su mínimo absoluto de nuevos contagios: 40 en la última jornada, datos que, sin duda, nos llevan al optimismo, pero tenemos que seguir alerta por la posible oleada de nuevos casos tras la desescalada y la vuelta a la “nueva normalidad”.

De todo lo acontecido durante estos meses, cabe destacar que nuestros profesionales sanitarios y los cuidadores y trabajadores de centros de mayores y residencias han estado expuestos a un gran estrés y desgaste emocional con todas las consecuencias que ello conlleva, esto implica que se debe prestar especial atención a su estado y apoyarlos: es el turno de cuidar a los que nos han cuidado.

El estar sometidos a una gran demanda asistencial que ha desbordado el sistema sanitario y los recursos existentes en los centros de mayores, el miedo y riesgo al contagio, no solo así mismos, sino también a sus familiares al volver a casa tras largas jornadas laborales, trabajar con medios de protección insuficientes en muchos de los casos, exponerse a un sufrimiento intenso ante una muerte en aislamiento provocando que las familias estén desconsoladas por no poder acompañar a sus seres queridos, ser el apoyo emocional de los enfermos que se encontraban solos y aislados y ante la falta de medios y la evolución incierta de la enfermedad, verse obligados a la toma de decisiones complejas en un breve tiempo, generando intensos dilemas morales, todo ello, ha provocado un gran desgaste en “nuestros cuidadores”.

Se sabe que los profesionales de la salud y cuidadores son personas con altos niveles de resiliencia, perciben un menor nivel de sobrecarga, este hecho actúa como factor de protección para combatir este tipo de situaciones límite.

¿Que es la resiliencia?

El término resiliencia designa la capacidad para afrontar la adversidad saliendo fortalecido del conflicto o situación adversa, las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión.

En esta pandemia, los profesionales sanitarios y cuidadores han asumido como algo propio de su condición el estar al frente de esta situación y lidiar con ella, “es su deber”. Están mentalizados, pero no por ello hay que olvidar su vulnerabilidad y ahora toca cuidarles y apoyarles en su gestión emocional.

Antes situaciones de estrés intenso, ¿qué reacciones podemos esperar?

El estar sometidos a un situación de estrés intenso puede provocar reacciones de varios tipos:: emocionalesconductuales (alteración de la conducta), cognitivas (capacidad intelectual) y físicas.

  • Dentro de las reacciones de tipo emocional podemos encontrar ansiedad, miedo, frustración, tristeza, impotencia, culpa…
  • En cuanto a posibles alteraciones de la conducta, tras situaciones de estrés intenso puede aparecer hiperactividad, aislamiento, verborrea, llanto incontrolado, evitación de conflictos y situaciones, dificultad para el autocuidado, consumo de sustancias tóxicas……
  • Las reacciones que pueden aparecer respecto a nuestra capacidad intelectual (cognitivas) son la dificultad de concentración y memoria, pesadillas, pensamientos obsesivos y dudas, sensación de irrealidad, fatiga intelectual…
  • nivel físico pueden aparecer múltiples síntomas: dificultad respiratoria, sudoración excesiva, temblores, cefaleas, mareos, molestias gastrointestinales, contracturas musculares, taquicardia, “hormigueo” (parestesias) en extremidades, agotamiento físico, insomnio, alteraciones del apetito…

¿Que pautas se pueden adoptar antes estas situaciones de estrés intenso?

Ante todas estas posibles reacciones la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) recomienda algunas pautas dirigidas a personal sanitario para combatir esta situación, algunas de las cuales son:

  • Cuidar las necesidades básicas Asegúrese de comer, beber y dormir regularmente. No hacerlo pone en riesgo su salud mental y física y también puede comprometer su capacidad para atender a los pacientes. 
  • Descansar Dormir las horas suficientes y buscar tiempos de desconexión. Tener un descanso adecuado derivará en una mejor atención a los pacientes.
  • Planifique una rutina fuera del trabajo Siempre que sea posible, permítase hacer algo no relacionado con el trabajo que encuentre reconfortante, divertido o relajante.
  • Autocuidado: Cuidarse a sí mismo y animar a otros a autocuidarse mantiene la capacidad de cuidar a los pacientes.
  • Mantener el contacto con compañeros Hable con sus compañeros y reciba apoyo mutuo. Cuente su experiencia y escuche la de los demás.
  • Estar en contacto con la familia y seres queridos Póngase en contacto con sus seres queridos. Son su sostén fuera del trabajo. Compartir y mantenerse conectado puede ayudarles a apoyarle mejor. También ellos agradecerán su parte vulnerable. Sentirse útil mutuamente es un elemento protector colaborativo.
  • Compartir información constructiva Comuníquese con sus colegas de manera clara y alentadora. Identifique errores o puntos de mejora de manera constructiva para poder corregirlos. Todos nos complementamos: los elogios pueden ser motivadores poderosos y reductores del estrés.
  • Manténgase actualizado Confié en fuentes fiables de conocimiento. Participe en reuniones, planes y eventos para mantenerse informado de la situación, pero no deje de hacer actividades no relacionadas con todo lo que tenga que ver con la pandemia.
  • Permítase pedir ayuda Reconocer signos de estrés, pedir ayuda y aprender a pararse para atenderlos es un modo de regulación interna que favorece la estabilidad frente a una situación de estrés mantenido en el tiempo.
  • Utilice la ventilación emocional La profesionalidad y la fortaleza no es incompatible con sentir: confusión, miedo, culpa, impotencia, inquietud, sensación de descontrol, tristeza, irritabilidad, insensibilidad, labilidad emocional… Son precisamente las emociones las que nos hacen humanos. 
  • Autobservación: sea consciente de sus emociones y sensaciones Sentir emociones desagradables no es una amenaza, es una reacción normal de defensa de nuestra mente ante el peligro. Sin embargo, vigílese a lo largo del tiempo para detectar cualquier síntoma de depresión o de ansiedad. 
  • Aplique las estrategias de regulación emocional que conozca Las técnicas de respiración, la atención plena, el ejercicio físico… pueden ser útiles para la desactivación emocional, fisiológica y/o cognitiva.
  • Recuerde que lo que es posible no es probable Los profesionales sanitarios estamos en exposición continúa a la cara más dramática de esta epidemia, esto moviliza una importante carga emocional donde se confunde lo posible con lo probable, y que algo “pueda” ocurrir no significa que “vaya” a ocurrir. Debemos tener en cuenta que una gran mayoría de las personas enfermas padecen este virus con una sintomatología mas leve.
  • Reconocer al equipo asistencial Recuerde que, a pesar de los obstáculos o las frustraciones, está cumpliendo una gran misión: cuidando a los más necesitados. Reconozca el trabajo de sus compañeros , ya sea formal o informalmente, trabajar en quipo es fundamental y cada pieza es clave. Hay que recordar que todos los que en estas circunstancias están trabajando en centros sanitarios y residencias de mayores, hagan lo que hagan, son los auténticos héroes de la población general.

Ahora es el turno de cuidar a quienes nos han cuidado, desde diversas organizaciones como la ONU y la OMS, animan a las autoridades a invertir en el bienestar emocional

En conclusión, ahora es el turno de cuidar a quienes nos han cuidado, desde diversas organizaciones como la ONU y la OMS, animan a las autoridades a invertir en el bienestar emocional y en la salud psicológica de sus trabajadores sanitarios y cuidadores para estar preparados para un nuevo brote y evitar el desgaste físico y emocional que supone un estrés mal gestionado.
No podemos olvidar el papel fundamental del Autocuidado para afrontar este tipo de situaciones tan adversas, cuidarse a uno mismo hará que estemos preparados para cuidar a los demás.

El papel fundamental del Autocuidado para afrontar este tipo de situaciones tan adversas, cuidarse a uno mismo hará que estemos preparados para cuidar a los demás.

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